Lucho, ¡te escucho!

Lectura del Evangelio de Lucho, capítulo XXV, versículos 14-32.
Gloria a Tí, Señor Lucho.

Estaba Lucho rascándose el higucho debajo de una palmera en una de las banquinas del Camino de Cintura, cuando una idea iliminóle el marote. "Ya es tiempo de ayudar a mis hermanos luchonistas a seguir el verdadero camino y que me devuelvan lo que tanto les he dado". Lucho levantose, sacudiose el polvo del trasero, encaminose hacia su objetivo: un programa en Radio 10. Las negociaciones no fueron sencillas, Hadad protestó y protestó: quería que Lucho firmara un contrato de exclusividad con la radio, pero Lucho se puso firme: "acá se hará mi soberanucha voluntad. Me das un millón de euros y hablo durante una hora, si se me canta, hereje irrecatado". Y así fue que Lucho comenzó su programa de ayuda psicológica.

-Hola, hermanucho. Hola, hermanucha. Aquí nos encontramos hoy reunidos en este espacio en Radio 10 para ayudarte a vos, hermanucho, y a vos, hermanucha a recuperar el verdadero camino, de la verdad y la vida en las enseñanzas de Lucho. Vamos ya con el primer oyente.

-Lucho, ¿te escucho?

-Así es hermanucha.

-¡Lucho Delfino no te puedo creer! ¡Es la primera vez que me comunico con vos! ¡Sos mi ídolo, Lucho, te amo!

-Lo bien que haces, hermanucha. Anda, dime tu nombre...

-Soy Teodolinda, Lucho. ¡Ay, Lucho cuánto soñé con este momento!

-¿De dónde eres?

-De Capital.

-Número de tu tarjeta de crédito.

-22897123674252.

-¿Clave?

-8914.

-Ahora sí, tu pregunta hermanucha.

-Lucho, mi esposo se está yendo por el mal camino. Me engaña, Lucho. Ve a cientos de mujeres. Yo no puedo creer que me abandone a mí, a mí que lo quiero tanto, Lucho.

-¿Más que a mí, tu santo dios Lucho?

-No, Lucho, nunca más que a tí. Quisiera saber, ¿qué debo hacer, oh Lucho?

-Te diré algo, hermanucha. ¿Tú sabes cuál era el apodo de Sigmund Freud?

-No.

-Lucho, hermanucha. Y era Lucho porque YO era Sigmund Freud hecho carne para iluminar a todos sobre la Tierra. Y como dije hace cien años: todo tiene que ver con el sexo, jejejejeje. Así que, hermanucha, da rienda suelta a la concupiscencia, voltéate a cuanto hermanucho se te cruce por el camino hasta que te quede así de grande y te vengues de tu marido.

-¿Así de grande, Lucho?

-Así de grande, hermanucha.

-Gracias, Lucho Delfino, gracias, eres un amor, te amo, Lucho, te amo.

-Bueno, hermanucha, bueno, ya basta. Te bendigo en el nombre de Lucho. Antes de ir al siguiente oyente vamos a escuchar este maravilloso anuncio con la dulce voz de Moria.

"Bodegas Lucho, el mejor tinto, anuncia a los hermanuchos la salida del envase formato damajuana, para los muchachos luchonistas que lo estaban esperando, atorados con el choripán en la garganta. Precio sugerido al público: 300 pesos. Descuento de cincuenta centavos a los compañeros luchonistas camioneros. Tomen y beban todos de él, porque este es el vino de Lucho. Haced esto en conmemoración suya".

-Hola, ¿con quién hablo?

-Gabriel Rolón, Lucho.

-Hola, hermanucho Gabriel, dime tu número de tarjeta de crédito por favor.

-Lucho dejá de robarme oyentes hijodelagranreputis...tuuuuuutuuuuuuuuutuuuuu...

-¡Ay, se cortó! Que pena. Próximo oyente, por favor.

-Lucho, ¿te escucho?

-Así es hermanucha, ¿con quién hablo?

-Lucho, soy Lucha, ¿podés creerlo? Nos llamamos igual, que casualidad, ¡aaaaaay no lo puedo creeer!

-Hermana Lucha, ¿de dónde sos?

-De Tucumán.

-¿Tucumán?

-Sí, Lucho.

-Ajá.

-Ajá.

-Si, dime, ¿qué es eso? ¿Una ciudad?

-Sí, Lucho, una ciudad, y una provincia también. Acá todos te re queremos, Lucho, sos nuestro ídolo, sos como un dios para nosotros.

-Seee... Tucumán... eeeeh... decime Lucha, en Tucumán ¿manejan tarjeta de crédito?

-Sí, claro, Lucho.

-¡Bienvenido Tucumán a Lucho, te escucho! Decime tu número de tarjeta, linda.

-26489217862266.

-Clave, linda.

-3658.

-Preguntá.

-Lucho yo quería contarte un problema que tengo. Todos los hombres me siguen, me aman, yo ya no sé qué hacer Lucho, ¿me entendés? Los hombres se enamoran de mí y no sé cómo evitarlo. Me escriben poemas, me tratan como una diosa. ¿Por qué siempre me pasa a mí? Ayúdame, oh Lucho, ayúdame.

-Dime hermanucha, ¿estás buena?

-Sí, Lucho.

-¿Tus medidas?

-105-60-108.

-Ajámm... dime... ¿Tucumán queda lejos de acá?

-Eeeh, sí bastante, Lucho.

-Oca, linda, vos quedate justo dónde estás que yo ya me teletransporto. Bien, hermanuchos, nuestro programa de hoy ha llegado a su fin. Nos encontraremos algún día, si me da la ganucha de volver a dirigirme a ustedes. Que Lucho los bendiga hermanuchos, no se olviden de comprar la damajuana Lucho y de enviar sus donaciones. Amén.

Y así fue como Lucho visitó Tucumán por primera vez. Y varias veces más. Y más. Y más.

Esta fue palabra de Lucho.
Te alabamos a Tí, señor Lucho.
Amén.

La Bola de Canaán

Lectura del Santo Evangelio de Lucho, capítulo XVII, versículos 1-20.
Gloria a Tí, señor Lucho.

En los comienzos de su vida predicativa, hallábase Lucho invitado al casamiento de la prima fea y gorda de Moria. En la ceremonia, aburrióse como un hongo, tanto que, revolviéndo su dorada cabellera para formarse rulitos, miró a Moria fastidiado y hablole de la siguiente manera:

-¿Cuándo termina, Moria? Me dijiste que iba a durar poco.

Con una mirada fija fulminante, Moria mirólo, pegole un codazo en el estomagucho y luego hablole:

-Callate porque te reviento.

Lucho hizo puchero y siguió mirando la ceremonia con algunos suspiros y miradas de perrucho a Moria, quien lloraba mientras los novios se besaban.

La fiesta era en el salón Canaán, Lucho asqueroseado con el olor de las flores pudriéndose en los floreros, volviose nuevamente hacia Moria:

-Los sánguches están secos.

Moria tomolo del brazo y zamarreolo:

-Son de la panadería del tío Pancho. Comételos y no digas nada.

-Pero no pasan por la garganta, Moria.

-¡Comételos!

Lucho ingirióse unos cuántos sánguches más, mirando a Moria casi al borde de las lágrimas.

En un momento, Moria desaparecióse entre la multitud que bailaba reggeaton. Lucho quería cortarse las venuchas al oír música tan asquerosa. Para consolarse, aferróse a una botella de sidra que tomó de la bandeja de un mozo que pasaba. Lucho estirose sobre su silla y emborrachose.

Volvio Moria:

-Lucho, se quedaron sin vino.

Lucho abrazóse a su botella.

-Esta es mía. No jodas.

-No tienen vino, Lucho.

-¿Y a mí qué?

Moria comenzó a golpear el piso con el zapato:

-¡Tenés que hacer un milagrucho!

-Mnah...

-¡Lucho! Levantá el orto y hacé un milagrucho ¡ya!

-Me da pajucha.

-¡Pajucha vas a tener si no te levantás AHORA MISMO! -tronó Moria.

Una luz cegó a Lucho. Era la bola de espejos del salón Canaán. Lucho viose reflejado en los espejitos: su rostro apuesto, su dorada cabellera, sus ojos cristalinos. Pensó: "si les doy vino, me amarán, me seguirán, se estremecerán al pronunciar mi nombre, cantarán loas a mi persona, me llenaré de guita con la bodega Lucho y me iré de esta asquerosa fiesta". Lucho levantose:

-Ufa. Voy porque me da la gana, sabelo.

Lucho se acercó a los barriles de vino vacíos alzó las manos y oró:

-Que haya vino.

Y el vino existió. Lucho miró a los parientes de Moria y dijo:

-Tomad y bebed todos de él, porque este es el vino de la bodega Lucho, que será comprado por todos a partir de ahora. Vendrá en botella de 3/4 y tetra brik para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero. Haced esto en memoria mía. Son 300 dol... euros. Son 300 euros por milagrucho. Y la bola de espejos. Y la torta. Y los cuarenta suvenirs con los centros de mesa.

El rumor se esparció en la multitud: estaban en presencia de un milagrucho. Se acercaron a Lucho y él comenzó a hablar de la gran bola de Canaán que lo había inspirado y de cómo quería que lo siguieran y cantaran loas a su nombre. La multitud al conocer el milagrucho de la boca del propio Lucho, quedó impresionada:

-¡Aleluchaaa! ¡Aleluchaaaaaa! Gloria a ti señor, Lucho.

Otros cantaban con un charango:

-¡Gloria a Lucho en las alturas! ¡Y en la tierra vino a los hombres que ama el Señor! ¡Te alabamos, te bendecimos, te damos gracias, Lucho, dios rey celestial!

Lucho extendió las manos hacia el cielo. La multitud callose. Hablóles Lucho:

-También quiero los equipos de música. Y el charango. Y el ramo de la novia.

Lucho fue levantado en andas y llevado fuera del salón Canaán, hacia los jardines, la fuente, la puerta. Una vez ahí fue depositado en el auto de los novios, donde Lucho aprovechó para rajarse pa' las casas dejando tras de sí el ruido de las latas. Los invitados volvieron a la fiesta y bailaron y chuparon durante seis días y seis noches. Y ese fue el primer milagrucho de Lucho.

Es palabra de Lucho.
Te alabamos, Lucho.
Gloria a Tí, Señor Lucho.
Amén.


***

Anuncio: Por pedido de la hermana Julia y para todos nuestros hermanos, anunciamos que los vinos de la bodega Lucho ya están en los mejores supermercados al precio sugerido de 129, 99 dól... digo euros, la botella de 3/4 y 119, 99 el tetra brik. Próximamente, vinos de la bodega Lucho en damajuana. Los mantendremos informados.

Lucho for Diputado Testimonial

Lectura del Evangelio de Lucho, capítulo IV: Lucho for Diputado Testimonial.
Amén Lucho, Amén.

Caminaba Lucho por la pampa solitaria cuando, de pronto, una luz azul encegueciolo. Queríendose arrancar los ojos con una pinza de depilar, Lucho pensolo mejor. Se dijo(lo): "He recibido una iluminación de las inescrutables profundidades del Universo: seré Diputado Testimonial y todo el mundo me adorará. La Verdat será esparcida por las masas y sus empobrecidos sueldos sustentarán mi modo de vida, el de Moria Eva y el de mis apostoluchos". Y así, abandonando la pampa donde meditaba se dirigió a La Matanza, la quinta provincia.

Ya en la quinta provincia, Lucho Domingo Cangallo junto a su esposa, Moria Eva Duarte, lanzaron su candidatura testimonial a las masas que enardecidas comían choripanes con Termidor en la intersección de la Ruta 3 y el Camino de Cintura. Lucho reuniólos y hablo(los) de esta manera:

-Compañeros descamisaduchos: los hemos reunido este glorioso día luchonista para comunicarles nuestra gran propuesta. Compañeros, yo tengo un sueño. Yo tengo un sueño en el que cada compañero tiene su copa de Termidor diaria y su choripán de desayuno. En el que cada compañero luchonista me entrega la mitad de su sueldo para mantenerme a mí, a Moria Eva y a todos mis apostoluchos. Un sueño en el que ninguna de mis valijas es detenida en la aduana. Compañeros descamisaduchos: ¡con Lucho se come, se educa, se vive!

Lucho hizo un alto para escuchar el clamor de las masas. Los muchachos luchonistas enarbolaban mangueras y bombos, choripanes y tetra-briks. Entre la multitud, una joven con orejitas rosadas de coneja repartía amigurumis "compañeros" con choripanes de porcelana fría. Otra, arengaba a los que miraban extrañados a las multitudes luchonistas al grito de: "¡conviértanse, herejes!". Otra joven, de más baja estatura, repartía pequeñas antorchas luchonistas a los espónjidos, mientras que otra joven más de bellos rizos castaños, contaba las historias más impúdicas de Lucho y Moria y tenía a todos los compañeros luchonistas babeando.

De pronto, se hizo el silencio. Lucho diole la palabra a Moria Eva:

-Mi Generalucho. Mis queridos descamisados luchonistas. Ustedes saben que el Generalucho me ha propuesto ser presidenta en el 2011. Renuncio, compañeros luchonistas…

Las masas se enceguecieron y lanzaron gritos de protesta:

-¡NOOOOOOOOOOOOO! ¡Moria para presidente! ¡Moria para presidente!

Moria alzó los brazos, sonriole a las multitudes y tranquilizolos:

-Mis queridos descamisados luchonistas… yo me candidateo, para ser ¡LA REINA DE LA ARGENTINA! Compañeros luchonistas… ¡VOLVERÉ Y TENDRÉ MISHONES!

Lucho emocionado abrazó a Moria Eva, que lloró desconsolada en su hombro. Lucho consolola y luego se dirigió a las masas nuevamente:

-Compañeros luchonistas…

En ese momento un hombre de ojos azules y acento de concheto escondido entre la multitud gritó:

-Sos un crápula Lucho. Yo llevé a Boca a ganar dos Intercontinentales, ¿me entendés lo que te digo?

Lucho enfureciose, buscolo en la multitut, señalolo y dijo(lo):

-A vos no te va tan mal, Mauricio.

Las multitudes enceguecidas enarbolaron sus antorchas contra Mauricio al grito de "¡hereje, hereje!". Segundos después, Mauricio solo era una mancha más en el pavimento del Camino de Cintura.

Lucho, satisfecho de sus multitudes descamisadas luchonistas retomó su discurso:

-Compañeros luchonistas. Este Generalucho les pide que voten por su Patria Luchonista. Yo les prometo sangre, sudor y choripanes, compañeros. En estas horas amargas de la Patria, compañeros…

Un grito interrumpiolo. Era Lilita enarbolando un crucifijo que caía desde su papada:

-Yo te conjuro, Luchifer. ¡Maldito, vete de aquí!

Rauda entre la multitud, una joven con antorcha de oro atacó a Lilita, zamarreola, y encendiola:

-¡HEREJAAAAAAAAAAA!

Lo último que se vio de Lilita fue una gran bola envuelta en fuego que se dirigía hacia las aguas del río Matanza.

El Generalucho quiso hablar una vez más, pero una canción se elevó sobre las multitudes, primero como un suave rumor, luego con un grito enardecido:

-Para Lucho, lo que es de Lucho, porque Lucho se lo ganó, para Lucho lo que es de Lucho, para el pueblo dominación. Para Lucho lo que es de Lucho…

Era el apóstol Piero que arengaba a los descamisaduchos.

Y ya Lucho no pudo hablar más. Su candidatura fue sellada por el clamor popular, con los descamisaduchos mojando sus patas en el agua del río Matanza. Moria Eva empezó a preparar su ropero para el 2011 y los compañeros descamisaduchos tuvieron asegurado el choripán y el Termidor por muchos años más.

Esta fue Palabra de Lucho.
Te alabamos Lucho.
Amén.

carta del mártir lucho a los bolivianenses de corinto

hermanos:

se vienen tiempos difíciles como la tabla del nueve. escríboles desde el rincón más oscuro y miserable de mi penthouse para hacerles saber que los acompaño en cuerpo y alma. bueno, es un decir. claro está que ni en mi más profundo estado de alucinación etílica iría a acompañarlos en cuerpo, porque ya sabemos que ustedes ingieren alimentos preparados por el mismísimo belcebú y que después sudan con un olor a gato muerto que voltearía al increíble hulk en persona apersonada.

decíales, hermanos, que mirando mis bolas cristálidas puedo predecir que grandes males están agazapados ahí -sí, justo atrás de ese montículo de bombachas tamaño carpa que vende aquella desacatada-, esperando el momento propicio para hacer de sus vidas el más terrible de los infiernos. no temáis, vosotros ustedes, bolivianenses de corinto, que lucho aprieta pero no ahorca [léase: no afloja], así que les hago una promoción verano-teclavolasombrilla, solamente porque soy más bueno que lassie, el dulce de leche y la madre teresa todos juntos haciendo trencito en el carnaval carioca.

la cosa es más o menos así: si ustedes pretenden que los males no los azoten, si pretenden hacerle fuchifuchi al apocalipsis que los espera ahí nomás, sólo deben seguir mi palabra al pie de la letra. a cambio [y acá se viene la superpromo] deben entregarme a diez de sus mejores hombres y a cinco de sus mejores mujeres [en lo posible, que estas últimas no tengan bigote, ni vello en la oreja. gracias]. no temáis por sus hermanos, estarán muy bien cuidados en el nuevo emprendimiento luchístico, sito en en el sacrosanto santuario de once. una magnánima tarea los espera: ellos confeccionaran con prisa, sin pausa y a latigazo limpio, las remeras que vestirán todos los que han decidido seguirme detrás de mí mismo. serán alimentados con el maná que les caiga del cielo [hay unos tachos de alimento raza que se vaciarán una vez por día sobre sus cabezas] y serán conducidos por el mismísmo morfeo [que era patovica en escombro bailable pero que se ha unido a la causa recientemente, justo cuando fugose del penal de olmos] a dormir sobre sus propios deshechos ahí mismo, en el lugar en el que cumplirán su misión celestial. como verán, hermanos, les ofrezco una verdadera ganga: se evitan el apocalipsis y capaz que hasta les toca alguna remera de segunda selección y todo.

esperando que su respuesta sea satisfactoria, despídome de ustedes con fervor y excitación, puesto que en este mismo momento estoy babeándome como perro con dos colas al pensar cómo crecerá nuestra reino en la tierra. ustedes pueden ser parte de ello, piensenlón bien. cuando lucho se eleve por sobre los otros pelagatos, siempre va a ser mejor estar prendido de un cacho de su vestidura que ser dejado a la buena de ese otro dios que se hace medio el sota mientras sus súbditos directos le meten mano de lleno a cuanto pendejo se cruce por ahí.

invocando la protección de mí mismo, fuente de toda [sin]razón e [in]justicia, voyme ya a tomar unos matienzos a la sombra de la parra.

chau chau chaaauuuuuuu

lucho

La ira de Lucho [Reloaded]

Retozando cuál manatí drogado, echóse Maria Palmira en los pastos, y mientras disfrutaba de un aire primaveral, entrábale a unos Bizcochos de grasa, cebándose unos mates con cascaritas de naranja seca.

De pronto, el cielo ennegrecióse, y con esplendorosos estruendos, las nubes juntáronse sobre su cabeza. La mañana, cálida de Villa Retiro, se tornó en un eléctrico tronar de trompetas, que con sonidos ensordecedores, encaminaron a Palmira a reflexionar acerca de la vida.
Preguntóse, a sí misma: ¿Hube de colgar la ropa?, ¿Hube de descolgarla más luego?.
Más los bizcochitos de grasa, cumplieron su cometido, interrumpiendo intempestivamente su profundo cavilar.
Palmira debióse rajar hacia el baño mas cercano, sin posibilidad alguna de repasar sus pensamientos.

Cuando de entremedio de la maleza, una luz, enceguecióla, dejándola paralizada.
Altivo y sonrojado, sorprendióla Lucho, portando uno de los pedos Biblicos más solemnes de los que jamás, Palmira hubiere conocido.
Y con su voz contemplativa, Lucho, revelóle una de las verdades mas verdaderas de la vida, mas o menos así:
“Soy la luz que os hará libres”, Más deberás entregarte con misericordia absoluta, a los ardores de mi carne, no sin antes cebarme unos matienzos, pero para mí sin azúcar, por qué estoy flojo de vientre.
Palmira, obedecióle con rigurosa voluntad. Mas a la media hora, el termo, quedóse casi sin agua, fue allí que nuestro Señor, díjole:
“Enfríose el agua, que nos ha dado de beber". Y hartóme de entrarle a los Don Satur, porque más luego paso del vientre flojo, al vientre afligido y taponado.
Ordénote, me entregues tu diezmo y de una corridita, llenes unos galones con el combustible Divino de las antiguas Deidades: "Cerveza”.
Palmira mirólo, y con pesar en su ojos contestóle:
"Muchas veces te he invocado, oh, Señor Lucho, mas nunca has respondido a mis plegarias. ¿Por qué habría yo de darte, entonces, mi diezmo para un galón de cerveza fresca y recién tirada?".

Palmira envalentonóse, y díjole con sobrada ira:
“Ni en pedo te doy $3 pesos, para comprar una Quilmes, es más, tu Reino de mierda puede irse literalmente al carajo. Ojalá se te caiga de cuajo, el maldito templo que tus devotos han levantado. Y que de entre los escombros, iracundos, salgan tus fieles, a cagarte, oportunamente a patadas. Cómo sigas rascándonos el mango, vas a terminar empalado en el medio de la estación Constitución, por demagogo, rata y autoritario”.

La furia de Lucho, despertóse con la tormenta, que tan solo habíase amedrentado. De entre los yuyos, abrióse una una zanja, y tragóse a Maria Palmira, con termo y todo.

Esa fue la última vez que otros fieles, supieron de ella.

Más toda esta historia déjanos una morajela:
“El control de la ira es necesario, cuando Lucho se pone a demandarnos. Una respuesta negativa despierta, la ira de los Dioses, y a la mierda.”.

Así habló lucho.-

Lucho conmigo


Encontrábase compungida, caminando por la calle cabizbaja y meditabunda, sumergida en sus cavilaciones y echóse a llorar desconsolada, dejándose caer de rodillas.Los primeros rayos de sol asomaban en el horizonte, irradiando una luz de tonos amarillentos y rojizos. Cegada por un destello que dióle en la cara, Claudina apenas distinguió la silueta de un hombre que atravesaba el desolado páramo. Él acercóse cautelosamente, y díjole:
- ¿Por qué estás despechada?
- Oh, extraño ser, ¿Cómo puedes compendrer la causa de mi tormento? - preguntóle Claudina.
- No conozco el motivo de tu pena, me refería a tu escote. ¿No tienes frío?

Lucho se presentó y ayudóle a incorporarse. Comenzaron a caminar con un ritmo pausado y entre sollozos Claudina fue contándole que desde que su amor habíale abandonado, no sabía que hacer consigo, que sus pensamientos y sentimientos enfrentábanse en batallas internas constantes. Que su vida era un eterna duda.
- No se si convertirme en flogger o volverme emo - díjole Claudina con la mirada perdida en dirección al suelo.
Lucho mordió su labio inferior para contener los improperios que su mente quería dejar escapar, y sujetóle lo cabellos a Claudina, y sin que ella pudiera siquiera pensar en lo que sucedería, arráncole con furia, por mechones, todos sus pelos.
- Ahora que estás calva hija mía, no tendrás más esas ideas locas, y no podrás, aunque quisieras, ser un miembro de tribus urbanas retorcidas, porque no tienes cabellos para peinarte - díjole con sabiduría Lucho. Y guardóse los cabellos en su gastado morral Prüne, pensando cuánto podría cobrar si lo vendía para extensiones.
Claudina sintió que ya no estaba poseída por pensamientos superficiales, y agradecióle a Lucho, abrazóle, ofreciéndole serle fiel siempre.
- Sólo quisiera terminar con la pena - díjole Claudina y arrodillóse ante él. Lucho tomóla de la mano, y díjole:
- Tienes que acabar con tu guerra interna. No es bueno que un ser bello pene - y las dos últimas palabras hicieron eco en la corrompida mente de Claudina. Lucho sintió que una gota cayó en su pie, y preguntóle.
- ¿Estás llorando?
- No, es baba - contestóle Claudina mientras pasaba su mano por la comisura de sus labios para secarse. Claudina miró hacia arriba y se detuvo en sus ojos.
- Véome reflajada en tu mirada. Tus ojos son espejos.
- Criatura mía, son los lentes de sol, recién vengo de la creamfields.
Claudina suspiró y tomándo coraje díjole:
- Ya no quiero estar sola. Ya no quiero pelear más conmigo misma.
- Ya no estás sola - díjole Lucho - Yo siempre estaré contigo, aunque no esté en cuerpo presente.
Y Claudina tuvo su revelación y díjose a si misma:
- Ya no lucho conmigo. Ahora está Lucho conmigo.
Y ambos adentráronse a los bosques de Palermo.

 

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